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La fascinación por un nefasto personaje


Soy el fuego que arde tu piel... soy el agua que mata tu sed... el castillo, la torre yo soy... Así inicia la canción de entrada de una de las series más famosas, más vista y más ficticia que ha existido respecto a un tema tan delicado y difícil como ha sido el narcotráfico en Colombia.

Esta serie va, claramente de la mano de Pablo Emilio Escobar Gaviria, que de haber seguido una carrera política sin que los adversarios de la clase dirigente le hubieran tumbado por el solo hecho de no ser parte de las familias más poderosas y tradicionales del país, seguramente sería elegido hoy en día como "el gran colombiano" quizá de haber llegado a la presidencia le dirían que es el mejor presidente duélale al que le duela, aunque quizá tuviera a todos sus lugartenientes, amigos y colaboradores políticos en la cárcel y él mismo dijera que todo fue a sus espaldas.

Y es que, ¿quién en algún momento no quiso ser Pablo Escobar antes de saber realmente quién era Pablo Escobar? recuerdo que cuando de niño escuché de los más grandes hablar de este personaje, quise ser como él. ¿Quién no querría tener el suficiente dinero para tener lo que quisieras cual genio con el chasquido de tus dedos? ¿Quién no quisiera darle no una, sino diez casas a tu madre, a tu padre, a tus hermanos, familiares, ser admirado y respetado por todos? Admito que en una parte de mi vida cuando desconocía quién fue este personaje y lo que hizo, lo admiraba por saber que era un tipo rico. Hoy, conocer la historia, actores, víctimas y victimarios, me ha hecho cambiar y replantear totalmente la historia. No niego que me encanta imaginar las historias que leo; y me deleito de saber que camino diariamente por esos lugares allí mencionados. Envigado fue el fortín y el lugar  donde Pablo Escobar vivió su apogeo, e imaginar que caminó y recorrió los mismos pasos que yo hoy en día doy, me resulta fascinante. La huella de este hombre, quizá a nuestro pesar, o para disfrutar más de la historia, sigue viva. Cuando paso por el Mónaco o por otras casonas abandonadas en la ciudad y en el Poblado que fueron donde se ubicaron su mayoría de hogares, no puedo evitar imaginarlo recorriendo esos sitios, hablando con su familia, compartiendo y deliberando. Y es que lo odiemos  o no, lo deleznemos o admiremos sus actos (ojo, no lo admiro para nada) no podemos negar que él fue parte de nuestra historia, y debemos como futuros docentes, enseñarla desde el punto de vista crítico y objetivo, y recordar que de un hombre que le negaron la educación, salió este personaje.

Comentarios

  1. Estoy más que de acuerdo con el último párrafo de tu texto en el que mencionas que como maestros no deberíamos desconocer y ocultar a nuestros estudiantes un personaje como lo fue Pablo Escobar, pues hace parte de la historia de nuestro país, sea buena o mala marco un antes y un después en la vida de muchos colombianos y justo ahora seguimos viviendo secuelas de su paso por aquí. Claro está, de una manera critica, informativa y educativa.
    En cuanto a tu texto, sólo tengo una observación por hacer, en esta cita: "Quién no quisiera darle no una, sino diez casas a tu madre, a tu padre, a tus hermanos, familiares, ser admirado y respetado por todos?" recuerda que si estás escribiendo en primera, segunda, o tercera persona debes darle continuidad a ello. Cuídate y un abrazo.

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