Ir al contenido principal
La entrada sin nombre


La verdad me siento un poco ridículo. Resulta que la pasada no fue la última entrada, pero por fortuna no lo fue, ya que el ejercicio de las entradas pudo continuar, aunque la verdad hoy no tengo nada para escribir.

Quizá sea porque tuve una semana y un fin de semana sin muchas novedades. Jugué fútbol, fui al gimnasio, comí helado, algunas tonterías sin trascendencia. Quizá lo único que pudo trascender, fue lo que pasó el día sábado, con una de las mujeres que hicieron parte de mi  anterior entrada o escrito.

 Este fin de semana era el cumpleaños de uno de mis compañeros más queridos de la universidad. Mi intención realmente era acompañarlo ya que la verdad lo aprecio bastante y quería hacer presencia en su cumpleaños. Sin embargo, ese evento, implicaba cruzar dos mujeres de mi escrito anterior. Juro que nunca en mi vida tuve la intención de incomodar a alguien, de hacer daño, de que se encontraran en el mismo sitio como en un maquiavélico plan que sí realizó uno de mis compañeros en el Lleras.

Cuando una de las mujeres de mi escrito supo que iba a asistir con la otra, prácticamente me prohibió hacerlo. Fue algo que me impactó en demasía, ya que con sinceridad, creí que mis acciones ya no implicaban ninguna reacción en ella, es decir, creí que ya le valía verga. Menos pensé que pudiese creer, y cito textualmente, que "se la iba a restregar en la cara". La verdad me llenó de tristeza esta situación ya que nunca quise incomodarla, ni herirla, no soy tampoco un monstruo que se alimenta o se nutre del sufrimiento ajeno, de la incomodidad de los demás. Simplemente pienso que, si con quien iba a ese cumpleaños no era bienvenida, no lo era yo tampoco. Al final, decidí muy a mi pesar, mejor no ir al cumpleaños de mi amigo, aunque realmente lo deseaba. Ella también es amiga de mi amigo y si por mi culpa se iba a ir, prefería yo no haber ido. Al fin y al cabo, llegó primero que yo. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La fascinación por un nefasto personaje Soy el fuego que arde tu piel... soy el agua que mata tu sed... el castillo, la torre yo soy... Así inicia la canción de entrada de una de las series más famosas, más vista y más ficticia que ha existido respecto a un tema tan delicado y difícil como ha sido el narcotráfico en Colombia. Esta serie va, claramente de la mano de Pablo Emilio Escobar Gaviria, que de haber seguido una carrera política sin que los adversarios de la clase dirigente le hubieran tumbado por el solo hecho de no ser parte de las familias más poderosas y tradicionales del país, seguramente sería elegido hoy en día como "el gran colombiano" quizá de haber llegado a la presidencia le dirían que es el mejor presidente duélale al que le duela, aunque quizá tuviera a todos sus lugartenientes, amigos y colaboradores políticos en la cárcel y él mismo dijera que todo fue a sus espaldas. Y es que, ¿quién en algún momento no quiso ser Pablo Escobar antes de
Escribir con base en la experiencia: Ver la muerte de frente Poseo una tendencia quizá innata para procrastinar. Tareas simples y cortas, a veces las convierto en asuntos que retraso hasta el último minuto para ser realizadas. Empiezo y me siento a hacer un trabajo, un escrito, y empiezo a ver vídeos, redes sociales y elementos que van retrasando más y más mi tarea y mi quehacer académico. Esta semana para naturaleza de las áreas, se nos ha pedido que escribiéramos con base en nuestras experiencias o un tema libre del cual quisiéramos escribir. Procrastinar me ha dado  la fórmula de lo que quería escribir sin haberlo adivinado, y sin haber sabido que quizá no hubiese podido escribir esta entrada, o quizá ninguna otra. La tarde del sábado 24 de febrero de 2018 he sufrido un accidente de tránsito bajando de la vía las palmas, y debo decir, soy afortunado de estar escribiendo esta nota, gracias a que la prudencia, la pericia y la distancia que llevaba el conductor que iba d
A  veces... A veces pienso que he dejado correr mucho el tiempo. Que el reloj es implacable, que no se detiene y cada segundo que pasa, es un segundo que no volverá, ni recuperaremos, pero que aún así, rara vez aprovechamos al máximo. Esta semana leí una frase que me pareció muy cierta: "En este punto de tu vida, en este segundo, es lo más joven que has estado en tu vida, pero al mismo tiempo, al siguiente segundo, es lo más viejo que has estado hasta el momento, así que valora tu tiempo, ya que la juventud pasa, pero la vejez llega". A veces siento que he perdido mucho tiempo, por muchas cosas. Unas han sido por circunstancias que han estado en mis manos; he perdido tiempo jugando muchos videojuegos, holgazaneando o simplemente en cosas banales, que no aportan a mi crecimiento personal, ni espiritual, ni económico ni financiero. Otro tiempo lo perdí por circunstancias fuera de mis manos; cuando tuve que parar mi estudio por trabajar y sostener mi hogar, fueron c